Zona Sonora:
Por: Mr. Green.
Resorte, soporte y rebote.
Resorte es una banda mexicana que surgió en
1996 con su disco llamado: Republica de
Ciegos, de este material se
desprende el primer video de la canción América. Resorte fue una de las bandas mexicanas
representante del genero mal llamado Nü
Metal. Esta agrupación se caracterizo por su sonido crudo y poderoso, el
resorte reboto en varios festivales en diversos países incluyendo el vive
latino y el Festival Internacional de
Puebla. En vivo la banda te contagia con su poder que le dan dos bajos uno de
cuatro y otro de cinco cuerdas que te hace saltar. Para 1999 lanzaron su disco
llamado XL. Del que se desprenden
varios videos, ente los que destacan Caliente
y Aquí no es donde. Para este disco
ya contaban con cierto prestigio dentro de la escena musical; este disco fue el
que alcanzo más copias vendidas; por lo que llegaron a compartir el escenario
con bandas como: Korn, Limp Bizkit; Metallica, Papa Roach y Sepultura,
solamente por mencionar algunas. Editaron un EP llamado versión 3.0 que contiene las canciones Reflejo y Poom; que
sirvieron de banda sonora de las películas Piedras
Verdes y Atlético San Pancho, respectivamente. En 2002 sacaron el que hasta
ahora sigue siendo su ultimo material de estudio llamado Rebota (f>kx) con la participación de Pato Machete en la voz. Existieron algunas otras bandas nacionales
del mismo corte: La Flor de Lingo, Desarmador y Mama Juana. Pero el resorte no
ha dejado de rebotar, sigue saltando en algunos festivales y presentaciones en
vivo, hay quienes aun esperamos algún material nuevo y denso para seguir
saltando.
-
Crónicas paralelas:
Por: Mr. Green.
Alguna vez aquella lejana y memorable
infancia, recuerdo estar viendo el televisor con mi madre; veíamos una película
del enmascarado de plata. Luchaba contra un oponente tozudo que se habría de
convertir en una bestia salvaje. El narrador mencionaba algo así: pero que pasa en la Arena México, se ha
convertido en un salvaje monstruo ¿podrá el Santo? Obvio el santo pudo con
el paquete, o sea.
Una vez pasado el tiempo y cuando te
conviertes en un habitante más de este enfermo lugar, visitar la arena se
vuelve un requisito indispensable, tal vez vital. Y pues ahí estaba en viernes
bebiendo algunas cerveza en un lugar perdido del centro, bebía y recordé como
flashback las funciones de lucha, en mi mente pasaron las imágenes de las
tardes sabatinas que veía las funciones desde mi cómodo sofá. Fue entonces que
comencé el andar, las luchas son los viernes así que tome el metro de la línea
8 o línea verde como quiera es lo mismo. Al bajar camine un poco por la avenida
Dr. Río de la Loza. La sed ya comenzaba
a manifestarse, justo llegando a la esquina, volteo a la izquierda y ahí
estaba, parada sobre sus cimientos, desde 1956 la figura de concreto con un
anuncio iluminado “ARENA MEXICO.”
Todas las películas y funciones de lucha se
resumían en este instante, por primera vez estaba a las puertas del escenario
imaginario de mi infancia. La sensación rara, emocionante, tal vez excitante,
puede ser que hasta haya eyaculado. Una vez instalado con una cerveza en la
mano, ya seco de toda sensación. Observo que el cuadrilátero que no se ve tan
grande como en el televisor se apreciaba. Pero ya era parte de la historia, dos
horas y unas cervezas bastaron para que ya entrara en la historia de la
catedral de la lucha libre; para mi suerte, en la cartelera estaba anunciada
Dark Angel. Los dioses de las luchas no querían decepcionarme.
Este es uno de los gratos mitos, un mito
que estremeció alunas fibras. Aun en las paredes están impregnados los ecos de
aquellos gritos: “Santo, Santo, Santo.” Por cierto que bien se ve Dark Angel. Me
dispongo a seguir bebiendo y desenmascarando algunos mitos de esta gran ciudad
que sigue siendo insalubre… SALUD.
- El recreo.
Mr.
Green:
Dónde quedó el dónde estoy.
Estoy varado en la orilla de la nada con una
cerveza, una vieja canción y un cigarro que no se ha apagado. Me levanto en
medio del frio, mis rodillas se entumen con el golpe del frio. Al verme al
espejo me doy cuenta que el tiempo ha pasado, lo noto en la arruga que me
saluda desde mi frente; trato de encontrar vida y juventud dentro de las
pupilas, pero es inútil. No encuentro vida en el espejo. De hecho no encuentro
la vida; tal vez se quedó en mis
bolsillos de los pantalones que no viajaron conmigo o se quedó secándose con la
sangre de mi último suicidio. Deje mi vida o nunca la tuve. Tal vez se quedo en
un bar de la angelópolis o la exhale en alguna plática con un viejo amigo; se
habrá quedado en las borracheras interminables o en las infinitas cervezas de
Cholula. Sigo frente al espejo y no encuentro la respuesta, me lavo la cara y
siento ese vacío que enfría los sentidos y despierta las lágrimas.
La vida no
duerme conmigo, tal vez se quedo en la cama fría de mi habitación. En medio de
esa habitación que contempló tristezas y erecciones. Salgo a caminar por las
calles extrañas que no conozco, pienso en mi vida de nuevo, la habré dejado en
la mesa de algún botanero con las tostadas de guacamole que no comí. Se habrá
quedado en la casa del Martínez al final de la transmisión o se me escapo con
los vómitos matutinos antes de salir hacia el lugar sin rumbo o simplemente se
fue con el suspiro provocado por Díaz. Voy hacia un bar, nuevo para mí, viejo
para los parroquianos, bebo una cerveza y pongo una canción, vieja canción, perfect day lou reed, busco mi vieja
vida con la que me siento más cómodo, esta nueva vida no la he percibo.
Mi vida no quiso
viajar a mi lado, se quedo entre las cobijas o dentro de los zapatos
abandonados; pudo ser que comprara un boleto para Tuxpán para buscar recuerdos,
desnudos recuerdos que aun gimen. Donde su corazón dijo que sí, pero su terca
cabeza dijo que no. Deje buenos amigos, deje un trabajo, deje que las lágrimas
de mi madre cayeran cuando partí, deje vasos con vodka en el escándalo, deje
vacío el banco de las memelas en una mañana de resaca.
He bebido en
este nuevo lugar, me he desvelado, he tenido erecciones, pero la vida no
aparece; se me hace inútil buscar una nueva, no quiero una nueva vida, creo que
este lugar no me corresponde. Deseo esa vida vieja que podía inhalar en una
línea del cenicero, esa vida deprimente y alcohólica que estaba cuando me veía
al espejo. Ahora me veo al espejo y no hay nada reflejado. Pido otra cerveza,
prendo un cigarro, pongo otra canción, sigo siendo un derrotado. Recuerdo que
caminaba por las calles en las madrugadas ebrias, iba triste con el corazón
roto y palpitante, la ciudad me regalaba una brisa nocturna que se unía a mi
marcha. Ahora las borracheras son anónimas
carecen de platicas y nombres, las caminatas nocturnas no saben igual. Estoy
varado esperando que mi vieja vida regrese, ella me espera colgada de un tubo,
se ha quitado la ropa, me espera ahí
junto con esos vaso de licor servidos. Mi vida espera en los labios de
Díaz. Espera que la inhale de nuevo de un cenicero con cenizas y polvo blanco
extendido.
Que alguien me
regrese mí roída vida, esa vida que deje en un bar… solamente me quedan los
buenos recuerdos, solamente buenos recuerdos y dos viejas canciones. Salgo del
bar, regreso a mi vida nueva, me veo al espejo, ahora tengo que forjar una vida
nueva, tengo que crear nuevos recuerdos ya que esa vieja no ha de regresar, lo
único que me acompaño fue la sed y la tos, camino sobre calles nuevas que ignoran
mi nombre, pero igual devoran mis pasos. Quizá la vida nunca existió. No sé
donde estoy, solo sé que he de seguir de pie buscando acomodo en esta nueva
vida. Nostalgia acompaña mis pasos.
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